Lisandro Sandoval, filólogo, ingeniero y coronel, nace el 14 de febrero de 1862, en San Francisco de Ipala, Chiquimula. Al ser incendiado el pueblo en una acción militar, debe emigrar a San Luis Jilotepeque con sus padres, José María Sandoval y Trinidad Chinchilla.
En 1873 el gobierno ordena que los alumnos más adelantados estudien en Jalapa. Luego estudia en Chiquimula, en 1876 va a capital, donde en 1880 se gradúa de maestro de primaria y de bachiller. Sus hermanas Adela, Carlota, Florinda y Juanita, también son distinguidas maestras por muchos años.
De 1882 y 1883 es catedrático en Chiquimula de Gramática, Aritmética, Álgebra, Geometría y Trigonometría. En 1884 va a la capital para enseñar las mismas materias en el Instituto de varones, además de Geografía, Física y Cosmografía, Teneduría de Libros y Geografía de América Central.
El Ingeniero
En 1892 se gradúa de ingeniero topógrafo en la Universidad Nacional, en la mitad del tiempo y tras ganar por suficiencia todos los cursos. Por 17 años ejerce su profesión en el norte y oriente de Guatemala, y adquiere extenso conocimiento que le servirá para prestar otro servicio a su país: contribuir a resolver el problema de límites con Honduras, cancelado en 1933.
Sus servicios en este campo principian en 1910, al ser designado ingeniero de la comisión de esos límites. Asiste a las conferencias limítrofes en 1916 y en 1917. En 1919, integra la comisión científica norteamericana que hace el estudio económico de la región, y en 1920 el gobierno lo designa segundo jefe de la misión que se reúne con los ingenieros británicos para establecer la frontera entre Guatemala y Belice.
En 1922 y 1928 integra otra misión para convenir la frontera con Honduras, y en 1931 va a Washington como parte de la misión para defender los derechos de Guatemala ante la Tribunal Internacional de Arbitraje que resuelve el viejo conflicto el 23 de enero de 1933.
Luego, integra la comisión para demarcar la frontera entre los dos países, de 1933 a 1937. En 1934, recibe plenos poderes para fijar el punto fronterizo común entre Guatemala, Honduras y El Salvador. Pese a lo importante de su intervención para solucionar el conflicto es importantísima y dura muchos años, no hubo ni para él ni para los otros delegados ningún reconocimiento oficial. El presidente Ubico, pese a que todo se realizó en otros gobiernos, recibe una pensión vitalicia.
Otros Servicios
Con el grado de capitán, Sandoval inspecciona las fronteras con El Salvador y Honduras. Integra la columna expedicionaria que opera en Jutiapa, Jalapa, Zacapa y Chiquimula, y es el segundo jefe de ingenieros en la campaña de 1903. En 1906, con el grado de teniente coronel, se va a la campaña contra El Salvador.
En 1920 toma parte en la campaña militar contra el dictador Manuel Estrada Cabrera, con el grado de comandante general de ingeniero y es nombrado más tarde ingeniero del estado mayor del ejército.
También es jefe político y comandante de armas de Jutiapa; ingeniero de caminos; director de obras públicas; inspector general y subsecretario (viceministro) de instrucción pública; subsecretario de fomento; diputado a la Contribuyente de 1927; director y fundador de la Escuela Normal Superior, primer intento de establecer una Facultad de Humanidades, después suprimida por Ubico.
Pertenece a prestigiosas instituciones científicas y literarias, como la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, la Asociación de ingenieros de Guatemala, la Academia Guatemalteca correspondiente de la Real Academia Española, la Sociedad de Geografía y Estadística de México y la Sociedad Geográfica de Cuba.
El Filólogo
Lisandro Sandoval es fundamentalmente un maestro y humanista. Desde muy joven se da cuenta de la importancia que para la educación entraña un mejor conocimiento de la lengua española y el correcto uso y significado de las palabras.
Dice que desde la emisión de la Ley de Instrucción Pública en 1879 y en 1882, «no se ha hecho todo… en pro del desenvolvimiento intelectual de la nación», y que las ulteriores reformas a dicha ley «no responden a las exigencias del siglo».
Se preocupa porque el conocimiento de raíces griegas y latinas se ha descuidado, y que la gramática española apenas se cursa en los dos primeros años de la segunda enseñanza, según el programa oficial.
Para permitirle al Ministerio de Educación hacer obligatorio este estudio por tres años (como el de la gramática), comienza un modesto libro de texto que luego se convierte en la internacionalmente elogiada y monumental obra Diccionario de Raíces Griegas y Latinas y de Otros Orígenes del Idioma Español, que le llevó veinte largos años de preparación, robados a sus momentos de descanso y a sus ratos libres.
Su viejo sueño se hace realidad en junio de 1930, cuando aparece el primer tomo, referente a las raíces griegas. En agosto de 1931 aparece la segunda parte, dedicada al estudio de las raíces latinas y a las palabras que no proceden del griego y del latín; y termina la publicación en noviembre del mismo año, con el aparecimiento del tercer tomo, o índice.
El voluminoso trabajo del filólogo Sandoval, calificado de hercúleo por Miguel de Unamuno, consta de 2,480 páginas en las que analiza 2,541 raíces griegas y 2,619 raíces latinas; estudia en total las etimologías de 62,500 vocablos, entre ellos 4,752 voces que proceden de lenguas distintas del griego y del latín.
Preocupado por el buen decir, publica en 1935 su Monografía Filológica, que estudia la correcta acentuación prosódica de 523 verbos de los terminados en iar y uar, mientras pacientemente preparaba su Semántica Guatemalense o Diccionario de Guatemaltequismos, terminada en 1937 y publicada en dos tomos, de 2,482 páginas, en abril de 1941 y abril de 1942.
En esta obra, analiza 32,000 vocablos, refranes, giros y expresiones del habla popular, «compilados con el exclusivo fin de corregir, en el modo de expresarse de la generalidad, los barbarismos, vulgarismos y demás vicios de dicción, así como de construcción y de régimen».
Sandoval espera que esa Semántica Guatemalense facilite el conocimiento de las expresiones castizas correspondientes a las usadas en Guatemala, por lo que constituye a definición de la personalidad espiritual de la nación guatemalense.
En su Diccionario de Guatemaltequismos aclara la forma correcta de las palabras y frases mal usadas, e indica cuáles neologismos son lícitos o innecesarios; aclara dudas respecto al empleo de verbos y locuciones familiares e ilustra en cuanto a tecnicismos y giros idiomáticos poco usados. Dice que la obra «será útil a las personas estudiosas, pero sobre todo a los profesores y a los maestros, a quienes ayudará a resolver dudas que cada día se presentan y que muchas veces quedan pendientes por falta de fuentes de información».
Ya en sus 80 años, aun continúa preocupado por los problemas del idioma. Termina sus trabajos inéditos: «Silabeo de Palabras Compuestas de un Prefijo Griego y Latino y una Dicción Española», «Compendio de su Diccionario de Raíces Griegas y Latinas», «¿Flúido, da? o «Fluído, da? » y «Varios puntos conexos y dudosos de acentuación » . Publica su opúsculo «Remembranzas de Juventud » , y emprende otra importantísima obra de investigación filológica: su «Diccionarios de Nombres Geográficos Indígenas de Guatemala » , que lamentablemente no le fue posible terminar a causa de su fallecimiento.
Homenaje Casi Póstumo
El gobierno de Juan José Arévalo decide darle un homenaje nacional consistente en medalla de oro, pergamino y una pensión vitalicia de 300 quetzales al mes, junto con los literatos José Rodríguez Cerna y el poeta Rafael Arévalo Martínez, que se realizaría en el segundo aniversario de la revolución del 20 de octubre de 1944. Pero su precario estado de salud le impidió recibir personalmente. De la tardía pensión, solo pudo recibir la correspondiente a noviembre; sus ojos se cerraron para siempre el 7 de diciembre de 1946, dos meses y una semana antes de cumplir 85 años. Algunos años después, una escuela primaria de jornada nocturna, fue bautizada con su nombre.
Lisandro Sandoval, una de las más claras inteligencias de Guatemala, vivió y murió pobre de bienes de fortuna. Con una innata e irreducible probidad como guía de todos sus actos, jamás se aprovechó de los distintos puestos públicos que desempeñara. Su natural bondad y sencillez le hacían siempre prodigarse material y espiritualmente sin esperar por ello recompensa alguna, convencido que en la vida es mejor dar que recibir.
Fue casado en primeras nupcias con Luz Dardón y en segundas, con Elvira Sagastume. Sus hijos fueron Carlos Alberto Sandoval Vásquez, María del Carmen Sandoval Dardón, Lisandro Sandoval Dardón, Víctor Manuel Sandoval y Sandoval, Berta Sandoval y Sandoval de Mathus, Mario Sandoval Figueroa y Julio Sandoval Cámbara.
Tomado de:
http://academic.csuohio.edu/guatespn/sandoval/bioSpn.html
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